El sábado pasado, Adulyadej fue sometido a una hemodiálisis para drenar líquido de su cerebro, lo que le provocó una baja de su presión sanguínea.
La Casa Real de Tailandia reconoció la víspera que el estado de salud del rey seguía sin “estabilizarse”, por lo que continuaba bajo ventilación asistida, además su riñón estaba inflamado y funcionaba de forma irregular.
El rey Bhumibol permanecía ingresado en el Hospital Siriraj de Bangkok de manera casi ininterrumpida desde hace más de un año por su precario estado de salud y desde entonces la Casa Real había emitido 37 comunicados sobre el desarrollo de su hospitalización.
Adulyadej, quien tenía el respeto y veneración de la mayoría de los tailandeses, era el monarca que más tiempo había permanecido en el trono en todo el mundo, tras reinar siete décadas desde junio de 1946.
El rey no tenía poderes políticos, pero era considerado como el único elemento de unión de una nación muy dividida: las élites ultramonarquistas y los partidarios del ex primer ministro Thaksin Shinawatra, considerado una amenaza para la realeza.
El príncipe heredero al trono, Maha Vajiralonkorn, no cuenta con la simpatía de los tailandeses con la que contaba su padre.
Vajiralonkorn, de 63 años de edad, ha sido protagonista de varios escándalos, que le han granjeado la antipatía de su pueblo.