“No sólo se trata de una política policiaca y de de fuerza, sino que tiene que ver con miras a las causas sociales de la violencia”, explicó.
Este año, la sangría no se detendrá en México. Incluso, el mes pasado, llegó a alcanzar niveles históricos desde que en 2006, durante el mandato del ex Presidente Felipe Calderón Hinojosa, diera inicio la denominada “guerra contra el narcotráfico”.
En el primer semestre de 2017, con más de 12 mil asesinatos, la administración de Enrique Peña Nieto, que se encuentra en la recta final de su ejercicio, tuvo 16 por ciento más homicidios que durante ese mismo periodo de 2011 -el más violento en los últimos once años… hasta hace poco-, refieren datos de la organización civil Semáforo Delictivo.
LOS GOBIERNOS MÁS VIOLENTOS SON DEL PRI
Guerrero, Colima y Sinaloa comparten características similares: en la actualidad tienen administraciones priistas; son los estados más violentos en el país –según el Índice de Paz México 2017–, y la violencia, de acuerdo con las cifras oficiales, no ha parado de asediarlos.
Para resolver la violencia ligada a la criminalidad, “hay que actuar para resolver problemas añejos como la marginación y el desempleo”, explicó el doctor Morales de la UNAM. También está el tema de la administración de justicia. “Hay un grado elevado de impunidad; el Estado de Derecho está débil y eso permite que no se inhiban las condiciones del delito”, abundó.
Asimismo, dijo que la prevención es lo más importante, aunque la están dejando del lado. “Eso tiene que ver con ir a las causas del problema y no con atacar necesariamente al problema de manera frontal con armas […]. Requerimos ir formando a las nuevas generaciones en una cultura de la convivencia y de la paz; pero también de oportunidades [empleos y combate a la pobreza], educación y una mejor formación”, comentó.
Guerrero es la entidad más violenta de México y no ha dejado de serlo, por lo menos, desde 2013. Según la información del SESNSP, del cierre de 2013 al de 2016, la incidencia delictiva se redujo en 7.8 por ciento. En contraste, entre 2007 y 2012, la criminalidad aumentó casi en 63 por ciento.
Lo anterior indicaría que las administraciones del PRD [2012-2015] y del PRI [2015-presente], en el actual sexenio, no han dado suficientes resultados en materia de combate a la violencia a nivel local. Y el actual Gobernador de Guerrero, el priista Héctor Astudillo Flores, no habría logrado sostener la promesa del Gobierno federal, que en septiembre de 2015, en la voz del Secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong, anunció mejoras a partir del fortalecimiento de la seguridad con un aumento en la presencia de las fuerzas federales en la entidad.
Colima, de 2013 a 2017, no ha superado el aumento en la violencia que sufrió a raíz de la guerra contra las drogas –aunque ha dado pasos importantes, según las cifras–. Sin embargo hoy, al estado que antes fuera orgullo de paz a nivel nacional, lo carcomen los exabruptos. Desde 2013, ha sido manejado por tres priistas: Mario Anguiano Moreno [2009-2015], Ramón Pérez Díaz [interino de 2015 a 2016] y José Ignacio Peralta Sánchez [2016-presente].
El año en que Felipe Calderón dejó la Presidencia de la República [2012], Colima tenía más incidencia delictiva que en 2007 -el primer año de mandato del político panista-. En menos de seis años, la criminalidad repuntó en 17.5 por ciento. Al cierre de 2013, durante la gestión de Anguiano, los registros de delitos en la entidad decayeron en casi un 11 por ciento. Para 2016, el decremento ascendió al 13.1 por ciento.
No obstante, entre 2012 y 2016, las tasas de homicidios y de extorsión en la entidad, por cada 100 mil habitantes, han ido al alza: en 29.35 y 7.43 puntos, respectivamente.
En Sinaloa, en cambio, existen resultados de mejora en materia de combate al crimen, según el Índice de Paz y las cifras del Secretariado. Entre 2007 y 2016, tiempo en que corrieron las administraciones del priista Jesús Aguilar Padilla [2004-2010] y del panista Mario López Valdez [2010-2016] –mejor conocido como “Malova”–, los ilícitos decayeron en casi un 14 por ciento. Asimismo, las tasas por cada 100 mil habitantes de homicidio doloso, secuestro y extorsión han ido a la baja en los últimos cuatro años, en 9.06, 0.73 y 0.84 puntos porcentuales, cada uno.
Con información de Sin Embargo