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La Niña Atlántica es la fase fría de un patrón climático natural conocido como el “modo zonal del Atlántico”. Similar al fenómeno ENSO (El Niño-Oscilación del Sur) en el Pacífico, este patrón oscila entre fases cálidas y frías en el Atlántico cada pocos años.
Durante la fase fría, las temperaturas de la superficie del mar en el Atlántico ecuatorial oriental pueden descender por debajo de los 25 grados Celsius, creando una “lengua fría” a lo largo de la región.
Este enfriamiento estacional es impulsado por vientos del sureste que arrastran las aguas superficiales lejos del ecuador, permitiendo que el agua más fría de las capas profundas del océano suba a la superficie, en un proceso conocido como surgencia ecuatorial.
Sin embargo, cada pocos años, esta lengua fría puede ser significativamente más fría o más cálida de lo normal, lo que da lugar a los eventos de La Niña Atlántica o El Niño Atlántico, respectivamente.
El desarrollo de La Niña Atlántica en 2024
El año 2024 comenzó con temperaturas de la superficie del mar extremadamente cálidas en el Atlántico ecuatorial oriental, alcanzando los 30 grados Celsius en febrero y marzo, el evento cálido más fuerte registrado desde 1982.
Sin embargo, en un cambio sorprendente, estas temperaturas cálidas dieron paso rápidamente a anomalías frías durante junio y julio. Este cambio abrupto no tiene precedentes en los registros observados.
A pesar de las condiciones aparentemente desfavorables para el desarrollo de La Niña Atlántica, como la debilitación de los vientos alisios del sureste cerca del ecuador, las temperaturas de la superficie del mar en el Atlántico ecuatorial han permanecido entre 0.5 y 1.0 grados Celsius por debajo del promedio.
Si estas condiciones persisten hasta finales de agosto, el NOAA podría declarar oficialmente la presencia de La Niña Atlántica.
Potenciales impactos en el clima global de la La Niña Atlántica
Aunque una diferencia de temperatura de ±0.5 grados Celsius en el Atlántico tropical podría parecer insignificante, este cambio puede tener un impacto considerable en las precipitaciones de las regiones circundantes.
Eventos de La Niña Atlántica anteriores se han relacionado con una reducción de las lluvias en la región del Sahel, un aumento de las precipitaciones en el Golfo de Guinea y alteraciones en la temporada de lluvias en el noreste de Sudamérica.
Además, se ha demostrado que los eventos de El Niño Atlántico aumentan la probabilidad de que se desarrollen huracanes poderosos cerca de las islas de Cabo Verde.
La NOAA ha basado su pronóstico estacional de una actividad de huracanes superior a la normal para 2024 en parte en las condiciones de La Niña esperadas en el Pacífico ecuatorial y las temperaturas cálidas en el Atlántico tropical norte.
Será crucial observar si La Niña Atlántica se desarrolla por completo y si tiene un efecto atenuante en la actividad de huracanes a medida que avanza la temporada.
Los científicos continuarán monitoreando este evento en las próximas semanas y publicarán una actualización a finales de mes para informar si La Niña Atlántica se ha desarrollado por completo.