Eran las 8:00 horas cuando del día 7 de enero cuando los funcionarios del Centro Penitenciario de Asturias, quienes procedían a realizar el recuento habitual en la prisión, encontraron a Gonzalo Montoya Jiménez dentro de su celda, sentado en una silla en estado inconsciente y sin muestras aparentes de violencia.
Una noche antes, el preso ya había mostrado signos de indisposición, por lo que fue alertado el servicio médico de la cárcel para que comprobara su estado. Pero tras no encontrarle pulso, se diagnosticó su fallecimiento.
"Los funcionarios al ver al preso cianótico, azul, alertaron a los servicios médicos", relata un funcionario de la prisión. "Todas las señales apuntaban a que el recluso estaba muerto", añade.
Inmediatamente después se activó el protocolo habitual, avisando al juzgado de guardia y su titular para que procedieran al levantamiento del cadáver y su traslado al Instituto de Medicina Legal de Oviedo para practicar la autopsia, a la vez que se avisaba a la familia del recluso para comunicarles su muerte.
Pero la el equipo forense fue tomado por sorpresa, cuando tras recibir a Gonzalo dentro de una bolsa para cadáveres y comenzar a preparar todo para el procedimiento de la autopsia, empezaron a escuchar que el cuerpo emitía ruidos como de ronquidos, aun se encontraba con vida. Ante la sorpresa el preso fue trasladado al Hospital Universitario central de Asturias en donde ingresó en la UCI.
Lunes, 08 Enero 2018 15:07
Preso resucita antes de iniciar con el proceso de autopsia
Escrito por RedacciónSu cuerpo había sido ya trasladado en una bolsa y marcado con líneas para la autopsia, cuando se descubrió que aún presentaba signos vitales.
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