30 centavos por arriba del miércoles, producto de los impactos de la reforma fiscal aprobada en Estados Unidos, impulsada por Donald Trump.
Parte del debilitamiento se debe a que la aprobación de esa reforma reducirá la competitividad y economía de México, por el recorte de la tasa de impuestos a corporativos de 35% a 21%, que es considerablemente menor a la que México tiene de 30 por ciento.
También por el cambio a las tasas de impuestos de repatriación de capitales, con lo que se busca que las empresas estadounidenses con operaciones en México envíen sus utilidades al vecino país en lugar de reinvertirlas aquí. Esto presionaría la salida de capitales.
Ayer, la Secretaría de Hacienda señaló que no responderá con una disminución del Impuesto Sobre la Renta (ISR) corporativo a costa de la contratación de más deuda. “Cualquier modificación deberá ser compensada con otras modificaciones que dejen la recaudación sin cambios”.
Sin embargo, advirtió en un comunicado que cualquier propuesta de reducción del impuesto debe venir acompañada de medidas compensatorias, como las implementadas en Estados Unidos (EU), “como limitar la deducibilidad de los intereses que pagan las empresas, poner un tope a la deducibilidad de los impuestos locales, limitar la deducibilidad de pérdidas y retenciones a ingresos por regalías”, entre otras.
Hacienda dijo que analizará si debe bajar el ISR, pero “nuestro tratado para evitar una doble tributación con Estados Unidos implica que los empresarios que realizan inversiones financieras, como bonos mexicanos, no tienen ningún incentivo para retirar sus inversiones a raíz de la reforma de Estados Unidos”.
Y para evitar que migre el traslado del domicilio fiscal de empresas establecidas en México a Estados Unidos se aplicarán las acciones para que las multinacionales paguen sus impuestos en el lugar donde obtuvieron sus ganancias.
El Consejo Coordinador Empresarial reaccionó y pidió “no romper el equilibrio fiscal del Gobierno ni caer en el aumento de la deuda, sino en una mayor eficiencia en el gasto corriente. Y alentar la reinversión de utilidades, la generación de empleos y la promoción a la inversión productiva del país”.
Añadió la solicitud para la disminución paulatina del ISR con balance fiscal e incentivos direccionados a cadenas de valor hacia la exportación. “Es momento de discutir una nueva reforma fiscal”.