Los incendios forestales acaecidos en el norte de California, Estados Unidos, consumieron la casa del mexicano José Garnica, quien hace más de veinte años cruzó la frontera.

Trabajando en la compañia de recolección de basura de su ciudad, José de 44 años, junto con su esposa ahorraron para remodelar su casa en Santa Rosa, misma que quedó en cenizas, al igual que sus años de esfuerzo para lograr su cometido.

En los últimos años, José remozó las paredes, puso nuevo aire acondicionado, cambió el piso y equipo su cocina, hasta compró un televisor de 60 pulgadas. Le faltaba poco para ver terminada la casa de sus sueños. Apenas el sábado pasado había recibido la cotización para la cerca.

“Quizás si yo hubiera sabido que esto iba a pasar, en vez de pasar esos 45 minutos tratando de apagar el fuego, hubiera ido dentro y hubiera rescatado mis cosas, pero yo no sabía que esto sucedería”.

Este lunes, alrededor de las 3:30 de la madrugada, la casa de Garnica pasó a ser una de las dos mil viviendas y negocios que quedaron destruidos por la ola de incendios que han matado a por lo menos 17 personas en la región.