La pandemia que ha impuesto el coronavirus en el mundo y en México en particular, repercutirá en el tema político electoral de nuestro país. En la sucesión presidencial.
En términos políticos, los posibles sucesores de Andrés Manuel López Obrador pueden caer, fracasar o también encumbrarse dependiendo los resultados que den ante la pandemia.
Dos casos llaman poderosamente la atención sobre este particular: la habilidad del canciller Marcelo Ebrard Casaubón, quien ha obtenido apoyos de los gobiernos de China y Estados Unidos y las torpezas y errores en materia educativa del titular de la SEP Esteban Moctezuma Barragán, quien de educación sabe lo que yo que de Astronomía.
En materia educativa y con los mando resultados desde la educación a distancia.
Al inicio del gobierno de la 4T ambos soñaban suceder a López Obrador, pero la pandemia ha puesto en jaque a unos y exhibido su incapacidad y habilidad para hacer frente a esta situación.
Desde hace más de 24 años Esteban Moctezuma sueña ser presidente de México, desde que era secretario de Gobernación del gris Ernesto Zedillo Ponce de León, quien terminó entregando el poder al Partido Acción Nacional.
Pero desde ese tiempo, conocemos la incapacidad, arrogancia y voracidad del mismo Moctezuma; ni qué decir su cinismo por insistir servirle a México.
El caso es que ambos representan la cara opuesta de la moneda: uno se afianza políticamente rumbo al 2024 y otro sólo quiere hacer negocios al amparo del poder protegido por el dueño de TV Azteca Ricardo Salinas Pliego.
El Coronavirus ha demostrado quién es quién en resultados y eficiencia.
