La salida de Tatiana Clouthier, ex secretaria de Economía del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, debe analizarse sin sesgo.
Tatiana no era experta en temas económicos, pero durante casi 4 años, AMLO la sostuvo en ese cargo pese a sus malos resultados y nula experiencia.
Por lo menos resultó reprobada en el desarrollo de las políticas de industria, comercio exterior, interior, abasto y precios del país. Tatiana nunca supo lo que tenía que hacer porque su perfil no era la de una economista ni financiera.
Un berrinche que muchos han interpretado como congruencia, hizo que la hija de Maquío abandonara la oportunidad de su vida.
Tatiana llegó a coordinar la campaña de AMLO y nunca se pudo adaptar a la izquierda populista. Ella está acostumbrada a ser crítica y opositora. Nunca gobierno.
Por ello los pésimos resultados que entregó y tienen hundidos a los mexicanos en una crisis permanente.
Tatiana nunca fue honesta y quiso figurar en la política nacional, tanto que le valió claudicar los ideales de su padre, un líder moral del PAN.
A Tatiana no la debemos ver como víctima, sino como alguien que le hizo mucho daño al país, por no estar preparada para una encomienda de tal importancia.
El daño está hecho y solo falta que AMLO no se equivoque con quien nombre en el lugar de Clouthier.