Es urgente que los dueños de los inmuebles antiguos que forman parte del patrimonio edificado de la ciudad se preocupen por conservarlos y dejen de modificarlos de manera irresponsable, llamó el historiador del arte Juan Carlos Maceda, estudioso del llamado Colegio de San Luis, un edificio dominico del siglo XVI que posee uno de los pocos ejemplos de pintura mural en la ciudad, misma que está a punto de desaparecer a causa de las intervenciones mal planeadas por parte de los particulares.
Como parte del ciclo de conferencias Los dominicos, historia y presencia en Puebla, que organizó el investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Jesús Joel Peña, Maceda ofreció la ponencia “Aproximación al Colegio de San Luis”.
Durante su charla, el investigador expuso que este inmueble ligado a la historia educativa de la ciudad, data de 1558 cuando fray Francisco de Bustamante aprobó su construcción en los ocho solares que el ayuntamiento otorgó en el predio ubicado actualmente en la calle 5 de Mayo, entre 10 y 12 Poniente, con el número 105; dicha obra estuvo a cargo de Diego Osorio y bajo la guía de fray Pedro de la Peña hasta 1585, cuando se terminó de edificar.
Señaló que fundado entonces por 24 colegiales, 17 de ellos estudiantes, el Colegio de San Luis se caracterizó por ser uno de los pocos inmuebles con pintura mural –al lado quizá de la afamada Casa del Deán, con pintura mural civil–, que deja conocer un estilo de arte pasionario en el que destacan ángeles músicos.
Cronistas como Dávila Padilla, continuó Juan Carlos Maceda, refieren a la existencia de pintura mural debajo de las escaleras –cuatro en total–, siendo éste un arte “que habla de la grandeza de los dominicos”.
El mismo cronista, agregó el investigador formado en el diseño gráfico, da cuenta que el Colegio de San Luis tenía un área de 4 mil 256 metros cuadrados que contaba con tres patios internos y una iglesia abierta al público, siendo éste uno de los pocos espacios permitido a la visita.
Dicho edificio, mencionó, no fue todo el tiempo un colegio: en 1862 fue cárcel, de 1863 a 1922 se dio un proceso de compra venta y en 1934 fue incautado por el Estado para, un año después, abrir sus puertas como la Escuela Secundaria Socialista.
Dijo que pese a que algunas de sus estructuras siguen intactas, la fachada ha sido modificada en diversas ocasiones. Actualmente, por ejemplo, en su parte baja existen locales de venta de ropa, de electrónicos y otros productos de moda.
Maceda señaló que particularmente uno de los locales fue ocupado por una farmacia, de 1972 a 2015, siendo ésta una de las etapas en la que más se dañó la pintura mural por las continuas modificaciones y recubrimientos.
“Para este 2016 otra vez se alteraron las pinturas. No sabemos qué va a pasar con el Colegio de San Luis ni con los demás inmuebles que pertenecen a particulares. Es necesario hacer conciencia entre los dueños de las fracciones del edificio, hacerles saber que son poseedores de un patrimonio cultural”, enfatizó Juan Carlos Maceda.
A lo anterior el investigador Jesús Joel Peña, agregó que era necesario que el Instituto Nacional de Antropología e Historia también se pregunte, a manera de autocrítica, cuál ha sido su papel como estudioso y protector del patrimonio cultural que significan estas edificaciones.
