Excelsior
“Me quedo en México, no está mal”, es la decisión que con más frecuencia asumen miles de migrantes extranjeros que, en busca o no del sueño americano, encuentran aquí el soporte para mejorar sus condiciones de vida.
La decisión de cubanos, haitianos y venezolanos de quedarse en nuestro país hace que las largas filas en la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados ( Comar) de la Ciudad de México sean la constante en cinco de los siete días de la semana.
Hasta esas instalaciones ubicadas en la alcaldía Iztapalapa de la Ciudad de México, muy cerca de la estación del metro Escuadrón 201, llegan desde temprana hora cientos de migrantes extranjeros a iniciar su trámite de solicitud de asilo.
Unos los hacen en grupo, otros con la familia o solos; llevan chamarras, calzan zapato tenis y sabedores de que pasarán bastante tiempo en la fila para ser atendidos hay quienes se preparan con termos tamaño jumbo para tomar café y algo de comida; sobre todo si es que viajan con niños o niñas pequeños.
Pocos son los que se atreven a compartir su experiencia de vida con los medios de comunicación y es que además del cansancio por la larga espera de los trámites, en sus rostros se percibe cierto temor a ser rechazados.
También es cierto que no todos los hombres y mujeres que acuden a la Comar en estos días persiguieron en algún momento el llamado sueño americano; hay quienes de inicio sabían que radicar en México era su mejor opción.
Es el caso de Diobis, un hombre de origen cubano, capacitado en trabajos de cancelería y quien desde hace un año vive en México, luego de huir de su país por la complicada situación que atraviesa la isla en materia económica.
“Estoy aquí para arreglar mis papeles, tener una mejor situación porque la situación en mi país no va a cambiar, se ha complicado”.
–¿Querías ir a los Estados Unidos?
–No, no era mi idea; mi idea siempre ha sido estar aquí porque la zona donde yo vivía en Cuba hay mucha cultura mexicana y crecí en ese ambiente; entonces, me gusta México, no hay mejor lugar. Hasta ahora estoy trabajando y me siento bien aquí”, compartió.
Por el contrario, Álvaro Pérez, también migrante cubano pensó alguna vez en llegar a Estados Unidos; sin embargo, hace tiempo decidió que quedarse aquí también es una buena opción.
“Espero quedarme aquí en México, trabajar, estudiar, ayudar a mi familia. Tengo un año aquí, quisiera estudiar para fisioterapeuta, en Cuba empecé, pero tuve que dejarlo, porque estudiaba o trabajaba por la situación económica de Cuba”.