La ciclista estadounidense Kristin Armstrong cumplió su sueño en 2008 al colgarse la medalla de oro en la prueba contrarreloj de los Juegos Olímpicos de Beijing.
Un año más tarde anunció su retiro para ser mamá. En 2010 nació su hijo Lucas y con él la inspiración para regresar a las calles.
Armstrong reconoce que la imagen de su hijo fue su mayor motivación para retomar el ciclismo, pero al mismo tiempo sentía culpa por estar lejos de él.
Así, adoptó un nuevo sueño: subir nuevamente al podio olímpico y compartir el logro con Lucas.
En Londres 2012, Armstrong volvió a escribir su nombre en la historia y festejó con su hijo una nueva presea dorada.
Después de este logro, Kristin tuvo una cirugía de cadera en 2013 y optó nuevamente por el retiro, pero la historia tenía en mente un capítulo más.
Las dudas no se hicieron esperar y ante el constante cuestionamiento sobre por qué retomar el deporte cuando ya tenía dos medallas olímpicas, Kristin respondió: "Porque puedo".
En Río 2016, un día antes de cumplir 43 años, Armstrong marcó 44:26.42 minutos en la prueba de 29.7 kilómetros. Cruzó la meta, preguntó a los oficiales si había ganado y al tener la confirmación cayó exhausta.
Lucas, ahora de 5 años, se acercó a consolarla. "Mamá ¿por qué lloras?", le preguntó.
"Es lo que hacemos cuando estamos felices", respondió.
Miércoles, 10 Mayo 2017 16:08
Ser mamá, arma secreta para hacer historia en Juegos Olímpicos
Escrito por espn.com.mx
Deportes