Su paso fue efímero, apagó las ilusiones que se tenían de verlo triunfar como anteriormente ya lo había hecho en Grecia. Llevar a Salónica fue, quizá, la decisión clave para Nery Castillo, quien una vez que piso aquél suelo mediterráneo, firmó su sentencia de baja de juego.
14 goles con el Olympiacos fueron suficientes para que se ganara el cariño de la gente en el país europeo... incluso, en el resto del continente comenzó a llamar la atención el mexicano, quien tras un gris paso por el Shakhtar fue cedido al Manchester City con opción a compra. Parecía ser la vida de ensueño de un futbolista.
Pero el tiempo corrió y el nivel del mexicano no lograba incrementar. Real Betis quiso ficharlo, pero exigía que se le extendiera la opción a compra; comenzaron los problemas. El cuadro ucraniano no cedió a la petición y lo dejó en la Premier League, en donde solo disputó siete cotejos y los goles no se lograron hacer presentes. Siguió la mala fortuna para el oriundo de San Luis Potosí.
Poco a poco comenzó a sacar su carácter a la luz o, en otras palabras, a cavar su propia tumba. Nery Alberto encabezó una huelga cuando llegó al Aris Salónica, el club griego que decidió repatriarlo tras su debacle en el balompié de Estados Unidos. Castillo Confalonieri pidió a sus compañeros que se unieran en busca de pedir que el equipo les pagar lo que les adeudaba. Entonces comenzaron a tachar al delantero de 'revoltoso'. Las puertas se le cerraron en Europa.
Y sí, el camino más factible fue dejar a un lado su ego y jugar, por primera vez, en su país de origen. Grupo Pachuca le abrió las puertas para fichar por los Tuzos. Fue presentado como la contratación bomba; claro, no era para menos. Por fin un equipo mexicano convenció al difícil Nery Castillo de jugar en la Liga Mx.
Pero las complicaciones siguieron. Su paso fue tan gris que solo consiguió una anotación en 13 cotejos disputados. No fue reconocido por su desempeño dentro del terreno de juego, sino por las discretas labores altruistas que hacía en hospitales infantiles de la ciudad, sin reflectores, solo con propia convicción.
Entonces, la misma gente del Grupo decidió que fuera cedido al León, equipo 'hermano'. Misma situación: baja de juego ante la falta de oportunidades por parte del entonces técnico, Gustavo Matosas. Al también uruguayo poco le importaba que Nery fuera de los primeros en llegar al entrenamiento, su futbol no lo convenció. Y comenzaron los problemas con Grupo Pachuca a tal grado de casi llegar a situaciones penales; sin embargo, todo se solucionó con una plática entre la directiva y el jugador.
Emigró de nueva cuenta, con su carrera en bajada. El Rayo Vallecano decidió darle una oportunidad, pero sus asuntos personales fueron aún más importantes para él. Optó por alejarse del futbol, por rehacer su vida marital, vivir con su hija y huir de los reflectores. Ahora está prácticamente retirado, aunque sin hacerlo oficial. Su carácter, una vez más, marcó su camino. Salónica fue el lugar en donde todo despuntó y en donde se dictó una inminente sentencia: Nery Alberto Castillo Confalonieri y el futbol ya no eran ni iban a ser más, uno mismo.
