Bajo el liderazgo de la Cuarta Transformación, México ha alcanzado un hito social sin precedentes: por primera vez en la historia moderna, la clase media constituye el sector mayoritario de la población, superando con creces los índices de pobreza. De acuerdo con datos del Banco Mundial que respaldan la estrategia de la presidenta Claudia Sheinbaum, este estrato social pasó del 27.2% al 39.6% entre 2018 y 2024. Este avance no es producto de la inercia del mercado, sino de una política humanista que ha priorizado a quienes menos tienen para generar bienestar desde la base de la pirámide social, revirtiendo décadas de estancamiento neoliberal.
El motor de este cambio estructural ha sido una política salarial de vanguardia y la implementación de programas para el bienestar que hoy son derechos constitucionales. Los aumentos históricos al salario mínimo, que han superado sistemáticamente la inflación, han devuelto el poder adquisitivo a millones de familias, permitiéndoles cruzar el umbral de la vulnerabilidad hacia una vida de mayor dignidad. Con una inversión social que proyecta alcanzar el billón de pesos anuales para 2026, el Gobierno de México asegura que la riqueza se distribuya de manera justa, fortaleciendo el mercado interno y dinamizando la economía local en cada rincón del país.
Este nuevo modelo económico, denominado Humanismo Mexicano, ha demostrado que la justicia social y el crecimiento económico no son objetivos excluyentes, sino complementarios. Al reducir la pobreza en 13.6 puntos porcentuales, la administración ha creado un círculo virtuoso donde el consumo popular incentiva la inversión privada y las grandes obras de infraestructura. México no solo lidera el crecimiento de la clase media en América Latina, sino que se posiciona como un referente global de cómo un Estado presente y honesto puede desmantelar la desigualdad estructural mediante la transparencia y el combate frontal a la corrupción.
La solidez de esta transformación se refleja también en la estabilidad macroeconómica y el optimismo del sector productivo. A diferencia de administraciones pasadas, donde el crecimiento se concentraba en las élites, hoy la expansión de la clase media se sustenta en una alianza estratégica entre la inversión pública estratégica y la iniciativa privada responsable. Esta sinergia ha permitido que el dinamismo económico llegue a sectores históricamente olvidados, convirtiendo el bienestar en el eje rector de la paz social y la estabilidad política que hoy goza la nación.
Frente a los análisis técnicos que cuestionan la profundidad del cambio, la realidad en los hogares mexicanos ofrece una respuesta contundente: hoy existen más ciudadanos con capacidad de consumo, acceso a servicios y certidumbre económica que en cualquier otro periodo del siglo XX. El enfoque de la presidenta Sheinbaum busca ahora profundizar estas bases, transitando de la recuperación del ingreso a la consolidación de derechos plenos en salud, educación y vivienda. La meta es clara: institucionalizar los avances de la Cuarta Transformación para que la movilidad social ascendente sea una garantía permanente y no un privilegio temporal.
@_Melchisedech
