En Casa Agüayo se encendieron los focos rojos durante la manifestación que realizaron estudiantes de la UDLAP, quienes exigen que el gobierno de Puebla libere el campus de su institución.

Lanzaron consignas y acusaciones directas contra quien creen que es el principal responsable.

Pero lo más preocupante es que sus expresiones y manifestaciones han subido de tono, algo que al estado no le conviene.

Y esas manifestaciones podrían generar violencia, caos y muertes como en los tiempos del ex gobernador Rafael Moreno Valle, quien en el año de 1972 tuvo que dejar el cargo por la presión social estudiantil, violencia, represión y muerte contra estudiantes.

Ningún asesor gubernamental de quinto nivel (de quinto porque no hay de primer nivel), ha advertido que si aumenta el descontento social de los estudiantes de la UDLAP y se logra que el resto de los universitarios adopten el problema, el caos sería de dimensiones inesperadas, incontrolable y devastador, para una entidad sumida en el odio y rencor desde el año 2018.

Ese es otro problema: que el caos se haga de dimensiones inesperadas si es que el malestar se contagia a la comunidad universitaria de las universidades públicas y privadas.

Entonces nadie podría detener la violencia y quizá muertes.

La sombra de la muerte parece que podría empañar la Navidad.

Por cierto: los estudiantes solo quieren regresar a estudiar, en su escuela, no les importan los líos ni conflictos cupulares…