El “amor” y la ambición hicieron que la ex secretaria de Finanzas del gobierno de Miguel Barbosa, María Teresa Castro Corro, entregara a su novio 6 mil 500 millones de pesos enviados a la Distribuidora de Fondos de Inversión denominada Allianz Fóndika, de donde su pareja Juan Carlos Pelayo García, es el director.
A la fémina no le importó que la empresa de su pareja ofreciera la menor tasa de interés; tampoco que la ley establece que no se pueden invertir de esa manera recursos federales etiquetados para programas sociales.
A Teresa Castro no le importó violar la ley ni poner en riesgo el dinero del Gobierno de Puebla. Conoce las consecuencias y a pesar de ello, decidió delinquir.
Castro Corro es el ejemplo de lo que significa la Cleptocracia de acuerdo a la definición que nos da Jenaro Villamil, en su obra Cleptocracia. El nuevo modelo de la corrupción, la cual se entiende como el “gobierno de los ladrones”, la institucionalización del robo y la simulación de la legalidad. Es la degeneración del sistema político cuando la corrupción tiene efectos disfuncionales.
María Teresa Castro Corro, la ex secretaria de Finanzas que presumió el entonces gobernador Miguel Barbosa, ha sido la única en la historia de Puebla, que ha puesto en riesgo el dinero de los poblanos al realizar inversiones de miles de millones de pesos en instituciones financieras sospechosas.
Fue presumida como una mujer honesta y capaz por el ex mandatario, a quien terminó engañando y defraudando al darse cuenta y aprovechando de las discapacidades físicas del mismo Barbosa, incluida la pérdida total de la vista.
Aquí un video de su grotesca comparecencia ante los diputados del Congreso poblano, a quienes ocultó este ilícito y sólo explicó el otro fraude del banco Accendo, a donde envió 650 millones de pesos que se perdieron porque quebró esa institución “patito”.
Si existe la justicia terrenal, Castro Corro debe pasar por lo menos 50 años en prisión.