Ahora que el gobernador Miguel Barbosa anunció que investigarán a los prestanombres del ex mandatario Mario Marín, cuya riqueza fue hecha al amparo del poder, vale la pena refrescar la memoria para ayudar al mandatario y darle el nombre del principal prestanombre.

El prestanombres de Marín fue Édgar “N”, personaje que actualmente se vende como empresario de la construcción, de medios de comunicación y giros negros en Puebla y Tlaxcala.

En el sexenio de Marín, las obras más grandes se le entregaban a Édgar, tras simulaciones de licitaciones.

A los ex secretarios de su gabinete Marín les ordenaba darle las obras. “Yo me arreglo con Édgar”, era la frase preferida del ex gobernador Marín.

La complicidad creció tanto que la familia de Marín se quejaba que su socio ya no le quería dar dinero tras verlo encerrado en la cárcel.

Del negocio automotriz en el que son socios, tampoco le toca nada a Marín ni a su familia.

Me cuentan que el chaparrito vive muy modestamente en la cárcel de Quintana Roo y por ello mandó mensajes de su inconformidad, ante lo que consideraba su inminente salida de prisión.

Hoy, Édgar “N” tiene poder de vetar a cualquier constructor con el que no se lleve.