Un ataque con bomba en Damasco, la capital de Siria, mató 40 personas e hirió a 120, de acuerdo con el gobierno de Irak.
El atentado ocurrió cerca del cementerio Bab al-Saghir, donde se encuentran mausoleos chiítas, y se cree que el objetivo eran los peregrinos que llegaron en autobús al sitio.
El Observatorio Sirio de Derechos Humanos dijo que una bomba detonó a un costado del camino, cuando el autobús pasaba por ahí y un segundo explosivo fue estallado por un terrorista suicida.
No está claro quién es el autor de este ataque, pero el ministro de Exterior de Irak, Ahmed Jamal, lo calificó como “una operación criminal terrorista“.
Pese a que no es raro que atacantes sunitas agredan a la población chiíta, los ataques en la capital son raros. Damasco está bajo control del presidente sirio Bashar al-Assad, pero los grupos rebeldes tienen presencia en los distritos exteriores de la ciudad.
El Estado Islámico y otros grupos extremistas sunitas controlan áreas importantes del país. Actualmente el gobierno iraquí lucha por retomar el control de Mosul.
A partir del 30 de diciembre del año pasado, se implementó una tregua en la región mediada por Rusia, Turquía e Iran, pero los ataques esporádicos continúan. Ya se realizaron dos mesas de negociación sobre este acuerdo y se tiene programada otra para la siguiente semana.
Desde 2011, cuando comenzó el levantamiento contra Assad, más de 300,000 personas han muerto y 11 millones han sido desplazadas por la violencia en la zona.