Tochimilco, Pue.- “Dar voz a las personas va más allá de escucharles; se requiere que ese sentir se traslade al ámbito de la acción donde convergen autoridades y ciudadanos para buscar satisfactores sociales a las aspiraciones de bienestar para nuestras familias” puntualizó el senador de Morena por Puebla, Alejandro Armenta Mier.
Durante la campaña de reforestación en el municipio de Tochimilco, Armenta Mier recordó que a través del movimiento “Sembremos Esperanza” se consolida el
respeto al medio ambiente por más de 25 años, tiempo en el cuál ha recorrido el estado para, de la mano con la gente, hacer conciencia sobre la importancia de
cuidar al planeta “con la ayuda de las y los poblanos que se han convertido en guardianes al plantar un árbol para darle respiro a la tierra” manifestó el legislador
de Morena.
Reiteró que como parte de la 4ª Transformación se ha hecho hincapié en legislar a favor de que el planeta sea visto como un ente con derechos ya que dijo el daño al
medio ambiente debe ser reversible, tomando en cuenta que “para el 2025, dos terceras partes de la población sufrirá por las bajas reservas de agua, entre 6 y 7 millones de muertes prematuras al año son ocasionadas por la contaminación al aire además de frenar el daño a la flora y la fauna pues se sabe que la actividad humana cada día elimina a más de 150 especies; cada año entre 18 mil y 55 mil especies se extinguen” indicó Armenta Mier.
A las faldas del Popocátepetl, el senador de Morena resaltó que la población al sumarse a las actividades a favor del cuidado del planeta, está dejando en claro que
la participación ciudadana se convierte en un instrumento clave para el fortalecimiento de la democracia a través de la libre expresión de aquello que la sociedad vive, analiza y requiere para poder avanzar, remarcando que las acciones de fortalecimiento a un sano entorno forman parte de esas decisiones importantes.
Es por eso, remarcó, que se continúa con la campaña Sembremos Esperanza con la finalidad de entregar 250 mil árboles durante el año, en un acto simbólico de plantar la semilla de la reflexión con los poblanos y que se exprese el sentir de lo que padecen y de lo que, en determinado momento, exigen para un desarrollo social y económico.
