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¿Qué pensaba Ignacio Zaragoza de Puebla?
Actualmente todo o casi todo lo que hay en Puebla tiene que ver con la Batalla del 5 de mayo. Pareciera que el nombre del general Ignacio Zaragoza prácticamente haya sido hecho a la medida para quedar plasmado en la capital de Puebla. Colonias, comercios, monumentos, escuelas y hasta el famoso Boulevard.
Pero… ¿realmente Zaragoza llevaba a Puebla en el corazón como se nos ha hecho creer? Lo cierto es que no y de hecho se dice que Zaragoza no sentía particular afecto por Puebla, aún después de la victoria del 5 de mayo.
De hecho, la sociedad poblana, sobre todo para ese entonces, se habían caracterizado por representar todo lo contrario a la radiografía del personaje que le tocó ser su defensor. Durante la guerra contra Estados Unidos en 1847 se había rendido ante el ejército invasor sin prestar resistencia en Mayo de aquel año y cuando la prestó fue diez años después, pero a razón de resistirse a las Leyes de Reforma, cuando incluso el presidente en funciones de la época, Ignacio Comonfort, tuvo que venir a sofocar la rebelión.
Cuando Zaragoza llegó a la ciudad se encontró con que la población en general se mostraba hostil con el ejército de oriente, les negaron todo, comida, dinero, alojamiento y en general el apoyo suficiente para garantizar la subsistencia de un solo día del mermado ejército, incluso después de la batalla. Tanto así que de ahí viene la famosa frase del general Zaragoza “dan ganas de voltear los cañones y disparar hacia adentro”.
Para Variar Antonio de Haro y Tamariz, uno de los poblanos más destacados de la época, venía con los franceses desde Veracruz e incluso llegó a darle recomendaciones al general Lorences para tomar la capital entrando por las tapias del Convento del Carmen y hasta llegó a darle parte de la situación defensiva de la ciudad respecto a los famosos fuertes por medio de infiltrados. Y finalmente en Atlixco el general Leonardo Márquez a quién Zaragoza tanto le costó derrotar en Lomas de Calderón, se preparaba para unirse al invasor, obligando a don Ignacio a distraer buena parte de sus fuerzas.
La correspondencia telegráfica del general con el presidente Juárez es otra prueba más de que Zaragoza no tenía especial amor por Puebla, de hecho, se podría decir que hasta la despreciaba, tal cual lo hace notar especialmente en los días 7 y 9 de mayo especialmente, donde el general lanza, entre otras palabras, una funesta frase, “¡Qué bueno sería quemar a Puebla! Está de luto por el acontecimiento del día 5. Esto es triste decirlo. Pero es una realidad lamentable. Estoy preparando mi marcha sobre el enemigo; pero acaso no lo pueda verificar oportunamente por falta de recursos”.
¿Realmente Zaragoza llevaba a Puebla en el corazón como se nos ha hecho creer?
Lo cierto es que no y de hecho se dice que Zaragoza no sentía particular afecto por Puebla, aún después de la victoria del 5 de mayo.