La organización Amnistía Internacional, protectora de los derechos humanos, se ha convertido en una aliada importante del crimen organizado que se dedica al robo de combustibles principalmente.
Los directivos de esa organización viven en una zona de confort porque no padecen la zozobra que es vivir con este tipo de delitos. Por eso quizá su torpeza y ceguera.
Al pronunciarse por la ejecución que hizo un militar en contra de un jefe huachicolero, la organización mencionada exhibe que se convierte en protectora y defensora de los delincuentes.
No quiero decir que avalo una ejecución, no; pero ese incidente pudo tener aristas diversas por el tenso momento que se vivió.
¿Acaso es más importante la vida de un delincuente que la gobernabilidad de una entidad?.
La ignorancia de los directivos es tal que quizá desconozcan otros delitos en los que incurren quienes han terminado con nuestra tranquilidad: secuestro, asociación delictuosa, robo de vehículo y portación ilegal de arma.
Les basta saber a los directivos de Amnistía Internacional que los huachicoleros violan y violentan la vida de millones de personas?.
Seguro no porque ese organismo está sediento de reclectores y quiere tragarse a los militares con todo y botas.