Ahora que el gobernador Miguel Barbosa ha ordenado una nueva limpia en su gobierno, vale la pena que le pregunte al secretario de transporte, Guillermo Aréchiga Santamaria, de las múltiples irregularidades que existen en esa dependencia.

Y de sujetos como Abraham Sánchez, quien se ha convertido en una corrupción necesaria en cada gobierno porque controla el transporte a su entera satisfacción.

Guillermo Aréchiga se encuentra en un entramado juego porque varios escándalos de corrupción lo rodean. Con gusto los enumero:

- Primero su hijo del mismo nombre firmó  los grados académicos entregados a operadores panistas sin que éstos cumplieran con trabajos ni asistencia a clases.

Como director del Instituto de Educación Digital del Estado de Puebla su hijo entregó esos grados académicos y estrictamente lo convierten en cómplice.

- Segundo: no ha hecho algo para impedir o revertir la corrupción que su antecesor Alberto Vivas Arroyo, le dejó al legalizar más de mil permisos para unidades del transporte público.

Beto Vivas puede dormir tranquilo porque tan solo de eso obtuvo 100 millones de pesos aproximadamente.

- Tercero: no ha puesto un freno total a la corrupción de los delegados del transporte que viven de las dádivas que les entregan los transportistas.

Esta es la verdadera radiografía del titular del transporte, cuya inexperiencia en el ramo nos ha costado mucho a los poblanos y permite a los transportistas seguir lucrando a su antojo.

Evo y AMLO

Finalmente Evo Morales obtuvo asilo político del gobierno de AMLO.

Espero que México no se convierta en un refugio de delincuentes.