Si el PRI/Gobierno de Enrique Peña Nieto quiere demostrar que la ley es pareja para todos, deberá encarcelar de inmediato al ex gobernador priista de Veracruz con licencia, Javier Duarte.

Y es que la captura del ex gobernador panista de Sonora, Guillermo Padrés, no fue por una acción de inteligencia de su gobierno. Para nada.

Fué por un acto de congruencia del ex mandatario sonorense, quien decidió dar la cara y de paso no perjudicar a su partido en el 2018.

Peña Nieto tiene que demostrar que la ley no se aplica sólo a los miembros opositores a su partido y deberá acelerar la localización del corrupto ex gobernador de Veracruz, quien dejó literalmente quebrado el estado al haber robado de manera burda y descarada miles de millones de pesos a través de empresas fantasmas.

¿A quién favorece la captura de Padrés?. Evidentemente al PAN, partido que podrá presumir que sus gobernantes enfrentan la justicia, dan la cara y no huyen como lo hizo el priista Duarte.

Peña Nieto tendrá que poner un castigo ejemplar a uno de los ex gobernadores que patrocinaron su campaña y le generaron miles de votos.

Si Peña Nieto no actúa con mano firme, la impunidad será uno de los temas que más explotarán los operadores de medios de los candidatos a sucederlo.

Y vaya que Peña tiene cola que le piden.

Peña Nieto tiene tiempo para capturar a los ex gobernadores corruptos, pero cada día qué pasa la presión social y mediática merma su ya de por sí abollada imagen.

En el tema de impunidad priista el PRI/Gobierno tiene el primer lugar, no así en el de rendición de cuentas que tanto temen los priistas.