A la delincuencia organizada incrustada en el Poder Judicial (Magistrados, jueces, Presidentes de Tribunales), no le importa estar involucrada en escándalos de abusos, cinismo y corrupción.
A ellos no les importan las necesidades de la sociedad, mucho menos sacrificarse para dar la percepción de austeridad.
Estos corruptísimos angelitos ya salieron de vacaciones y se van dos semanas a pesar de las grandes necesidades que se requieren y el enorme rezago en la administración de justicia.
Me parece insensible que estos señores gocen de los privilegios y prebendas que tanto fustiga el resto del país.
Para estas lacras sociales ha llegado la hora de disfrutar y presumir las playas caras, autos, relojes de un millón de pesos y los viajes al extranjero.
Los delincuentes del Poder Judicial se niegan a llevar una vida austera, honesta y transparente que les exige la sociedad.
Entre más privilegios derrochan más impunidad tienen, pues el mensaje que mandan a la sociedad es muy claro: son la clase política rica con fortunas hechas al amparo de la corrupción. Y nadie les dice nada.
En estos momentos esos delincuentes descansan sin merecerlo, mientras millones de mexicanos trabajan para seguir alimentando el ego y ambición de ellos cuando caigan en sus redes.