Las acusaciones por corrupción y enriquecimiento ilícito que se han lanzado los candidatos a la gubernatura toman fuerza si se presentan pruebas contundentes.
Pero se debilitan si quienes las presentan son presuntos delincuentes como el caso de José Juan Espinosa, candidato a diputado por Morena.
A una semana de iniciadas las campañas estatales, las acusaciones por corrupción y enriquecimiento ilícito han llenado todo tipo de medios.
Destaca lo mencionado por el vocero de la candidata Martha Erika Alonso, quien exhibió que el candidato de Morena a la gubernatura de Puebla, Miguel Barbosa declare ingresos anuales por un millón 800 mil pesos y en tan solo 4 meses gaste un millón 700 mil pesos.
Para muestra basta recordar el viaje que hizo a Asia, en donde gastó 867 mil pesos en 13 días.
Según algunos estados de cuenta dados a conocer en medios de comunicación, el candidato de Morena se hospedó en lugares como el Park Hyatt Paris, donde pagó 25 mil pesos por noche; el Grand Hyatt Beijing, a 22 mil pesos; el Gran Meliá Villa Roma, que cuesta 18 mil 500 pesos; o en el Hotel Radisson de París, por 9 mil 500 pesos.
Asimismo, tan sólo en un día gastó 385 mil pesos en la tienda departamental Harrods de Londres, una de las más caras del mundo; y se detectaron gastos en tiendas exclusivas como Salvatore Ferragamo en Roma, donde se gastó 70 mil pesos; o en Paris en las Galerías Lafayette, Charvet, o en los almacenes Printemps.
Por supuesto que quienes más pruebas presenten serán los ganadores de esta polémica, pero los emisarios deben tener las manos limpias y gozar de cabal prestigio, no como el presunto delincuente JJ Espinosa, quien es por cierto pésimo vocero de la corrupción .