El PRI y el PAN ya mostraron parte de su baraja electoral para elegir a sus candidatos que competirán en el 2018.
El primero, que es manejado por el Presidente Enrique Peña Nieto, le apostará a la imposición de sus candidatos.
En el PAN la prudencia alcanzó a su abollado líder nacional Ricardo Anaya, y su Consejo Nacional optó por consultar a su militancia, y manda el mensaje de una democracia interna que parecía no llegar.
Me parece que en el PRI el Presidente Peña Nieto no quiere correr riesgos y decidió disfrazar el que él será el dedo divino que elija a todos los candidatos incluído el presidencial.
Peña Nieto no quiere correr riesgos para no fracturar más a su partido y será el verdadero jefe de campaña de su candidato presidencial.
Por otra parte, finalmente el jaloneo y peticiones diversas de actores políticos nacionales que aspiran buscar cargos de elección popular en el PAN, hicieron que este instituto político aprobara la votación de militantes como método para elegir a sus candidatos.
El mensaje es esperanzador para la militancia panista porque no está acostumbrada a imposiciones.
Y la percepción es que el PAN le apuesta a la democracia para enfrentar fortalecido la elección, con unidad e inclusión.
Lo cierto es que cada instituto político mueve sus fichas en aras de entrar y convencer al electorado a pesar de las diferencias internas que viven cada proceso electoral.
En el PRI la democracia no existe porque sus militantes están acostumbrados a obedecer y en el PAN sin apertura no habría democracia.