El ego de vanidades y las ambiciones personales, son dos ingredientes que perjudican las aspiraciones de Andrés Manuel López Obrador, inminente candidato presidencial de Morena.
El que solo dos de los aspirantes a la candidatura por la gubernatura hayan aceptado firmar un pacto de civilidad, deja entrever las enormes pugnas y diferencias entre ellos.
Seguro no han leído el libro de López Obrador o no quieren dejar a un lado su personalidad priista, como el ambicioso senador Luis Miguel Barbosa o Rodrigo Abdalá, sobrino del también ex priista Manuel Bartlett.
Ni qué decir del edil Cholulteca José Juan Espinosa, embarrado de tanta corrupción y protagonismo.
Abelardo Cuéllar y el parlanchín ex rector de la Udlap Enrique Cárdenas Sánchez son los más mesurados, pero nadie abona en torno a la unidad del proyecto lopezobradorista.
Si bien es cierto que las encuestas los favorecen, también las múltiples fracturas y ambiciones les restarán simpatizantes.
Y cuando oficialmente haya candidato, vaticino un enorme descontento y traición con el proyecto del "Peje" que para entonces comenzará a debilitarse.