El nuevo líder del partido Movimiento Ciudadano, Fernando Morales Martínez, se enriqueció de los cargos y negocios que le dieron los gobiernos priistas.

Este sujeto es un verdadero promiscuo político porque no le importa revolcarse con quien sea para obtener poder político.

En términos coloquiales es un mercenario que ha vivido tras prostituirse políticamente.

En menos de 6 años, fue presidente del PRI; funcionario de los gobiernos de coalición contrarios al PRI y ahora líder del Partido Movimiento Ciudadano.

Queda claro que a Fernando lo que menos le interesa es servir a la gente, pues primero están sus ambiciones políticas y después la sociedad.

Lo bueno de todo esto, es que el también hijo del ex gobernador Melquiades Morales Flores, ya no le hará más daño a la administración de Antonio Gali, pues lugar a donde llega apesta a corrupción.

Producto del dedazo e imposiciones diversas, Fernando es un depredador del recurso público.

Los Montero, los nuevos plomeros de Movimiento Ciudadano

Tuvieron que pasar 6 largos años para que la familia Montero asomara la cara.

Ayer formalmente el heredero de la dinastía Montero, salió a un lado de aspirante a la candidatura para la gubernatura por Morena, Enrique Cárdenas Sánchez, ex rector de la Udlap.

Quién dijera que los Montero le deben al PRI (notarías, estaciones de radio y TV, edificio, empresas, autos de lujo y viajes ostentosos).

Incluso su padre fue secretario general del ayuntamiento, diputado local, presidente del PRI, secretario de Gobernación en el corrupto sexenio de Mario Marín y candidato perdedor a la alcaldía.

Son sin dudas, otros mercenarios que merecen ser vigilados.