Ningún priista que conoce los tiempos y circunstancias de su partido hace algo para demostrar que tiene músculo político -léase estructura-, para abanderar al PRI en el 2018.
Ni los Zavala, ni los Doger, los Estefan y mucho menos los Alcalá, quieren trabajar para merecer la candidatura.
Todos son parte de esa clase de vacas sagradas que viven como reyes por el PRI y creen merecer más sin trabajar ni proponer para su partido.
Estas vacas sagradas tienen una particularidad: todos han perdido elecciones.
También les encantan las candidaturas plurinominales.
La dupla Estefan-Alcalá, es la que más arrecia sus ataques en contra del subsecretario de la Sedatu Juan Carlos Lastiri, quien pide una consulta a la base para elegir candidato a la gubernatura de Puebla en el 2018.
Lastiri trabaja también en lograr la unidad al interior del PRI, cosa que Estefan no ha podido ni quiere a estas alturas porque no es cercano a los grupos políticos ni a las bases de su partido.
Estefan y Blanca Alcalá forman el único frente anti Lastiri, porque tienen el control del PRI y Estefan ha logrado renovar 215 comités municipales, los mismos que también le han generado animadversión.
El PRI es un partido que revive en cada elección y ésta será "sui géneris" por la gran cantidad de espacios políticos que se disputan.
Doger se irá por la más fácil: cachará la candidatura a la alcaldía. Nada más.
El resto espera el dedo redentor que los ubique en algún lugar.