En el PRI municipal de Puebla se aproximan días de fiesta, sexo, prostitución y corrupción.

El inminente arribo de Javier Cacique Zárate como dirigente del tricolor en la capital, deja entrever que en el PRI habrá de todo.

Y cuando digo de todo, es porque así operaba Cacique como funcionario de la BUAP, institución donde se enriqueció durante el mandato de Enrique Doger Guerrero.

Si alguien quería algo tenía que entregarle dinero a Cacique.

Y si Cacique quería algo en la institución, también lo compraba. Y eso incluía conciencias y estudiantes universitarias.

En el ayuntamiento de Puebla que encabezó el propio Doger, Cacique encontró y perfeccionó nuevas formas de obtener dinero ilícito.

Como Secretario de Gobernación municipal permitía el cobro por piso entre los ambulantes, protegía negocios donde privaba la prostitución y exigía el diezmo a los proveedores.

Pero también se daba su tiempo para los placeres y grillas a sus compañeros de gabinete.

Tal es su cinismo y abuso que durante el gobierno de Doger, mandó a pavimentar una calle en donde se encuentra su salón de fiestas en la colonia Tres Cruces.

Y por si fuera poco, Casique presume su cercanía con el ex gobernador de Oaxaca José Murat, conocido como el cacique asesino de esa región.

Pero esa es otra historia que pronto daremos a conocer.

Lo que sí debo aceptar, es que este pillo encantador es un excelente anfitrión en la temporada de espinazos y caderas y será un mejor dirigente que el títere, perdón, lidercillo José Chedraui Budib, el júnior que utiliza sus cargos para ser proveedor del gobierno estatal.

 

 

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