Estados Unidos se retiró del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, anunció ayer la representante estadunidense Nikki Haley, quien calificó a esa instancia como un “nido de motivaciones políticas”.

Tomamos este paso porque nuestro compromiso no nos permite seguir siendo parte de una organización hipócrita y centrada en sí misma que hace una burla de los derechos humanos”, dijo Haley en Washington.

La representante justificó esta decisión por las posturas en el organismo de países como China, Venezuela, Cuba o la República Democrática del Congo, ya que, a su juicio, “no respetan” los derechos humanos.

Por este motivo y por el “prejuicio crónico” del Consejo contra Israel, de acuerdo con palabras de Haley, este órgano “no es digno de su nombre”.

El secretario de Estado, Mike Pompeo, también presente en la conferencia, tildó al Consejo de “hipócrita” y aseguró que es “un pobre defensor de los derechos humanos”.

EU ya no escondía sus diferencias con el Consejo, al que acusaba de ser movido por sentimientos contrarios a Israel, y por la presencia de países que considera no deberían estar ahí.

En junio de 2017, Haley ya había exigido una reforma del Consejo, y este año Washington impulsó un proyecto de resolución que contemplaba cambios.

Entre ellos, exigía que la cuestión de los “derechos humanos en Palestina” no sea incluida en la agenda de forma sistemática.

Según datos oficiales, cerca de 2 mil menores migrantes han sido separados de sus familias en la frontera con México en tan solo seis semanas por la aplicación de la política de "tolerancia cero", que implica tratar como criminales a los indocumentados que entran al país.

Acompañado de funcionarios de alto nivel de la SRE, denunció que las férreas acciones estadounidense ponen a los menores en un "situación de vulnerabilidad".

De acuerdo con los datos recabados, 21 menores migrantes mexicanos fueron separados de sus padres, y solo siete de ellos permanecen en albergues, el resto ha sido repatriado.