El segundo mexicano en competir en los Juegos Olímpicos de Invierno en PyeongChang fue Germán Madrazo, quien regaló una estampa memorable al término de su competencia.

Madrazo, de 43 años, aprendió a esquiar a los 42 y se aventuró a competir en la justa invernal, un sueño de vida. Para conseguirlo, compitió a contrarreloj y consiguió su clasificación a último minuto, en una prueba en Islandia a finales de enero. En conjunto con el chileno Yonathan Fernández, y el tongano Pita Taufatofua, los tres consolidaron un plan para hacer realidad su meta: vivieron, aprendieron y entrenaron juntos durante el último año y lograron el billete in-extremis para viajar a PyeongChang y participar en el esquí Cross-Country de 15 kilómetros, celebrado en el complejo de Alpensia. Madrazo fue el competidor 115° en salir (118 que iniciaron) y llegó a la meta con el 116° registro, con tiempo de 59:35.4, 25 minutos más que el ganador: el suizo Darío Cologna.

Quien también fungió como el abanderado mexicano en la ceremonia de apertura de los Juegos, recorrió los metros finales de la prueba con una bandera mexicana en su mano derecha ante la algarabía del público y de sus rivales, quienes lo recibieron con vítores y lo alzaron en brazos al cruzar la meta. Una de las imágenes que marcarán los Juegos de PyeongChang.

Madrazo, al contrario de sus compañeros de delegación, no presentó el traje con el diseño de 'Catrina', sino un diseño más sobrio en los colores de la bandera mexicana: verde, blanco y rojo.

Los comparsas de Madrazo, Fernández y Taufatofua, finalizaron en la posición 102 y 114, respectivamente. La plata fue para el noruego Simen Kruger y el bronce para el ruso Denis Spitsov.